La palabra
delincuente proviene del verbo latino 'delinquiere', que significa abandonar,
apartarse del buen camino, alejarse del sendero señalado por la ley. En los
últimos dos o tres años, la delincuencia ha aumentado de manera alarmante en el
Perú. Este hecho se refleja en las recientes encuestas sobre lo que más teme la
ciudadanía. Sus porcentajes evidencian que, para los peruanos, la inseguridad ciudadana es el
principal problema que enfrentamos, seguido de la corrupción, el desempleo, la
drogadicción y la pobreza extrema.
En años
anteriores, la ciudadanía temía sobre todo al terrorismo, que comenzó en 1980 y
se prolongó hasta el 2000, en que fue capturado Abimael Guzmán. Hoy las cosas
han cambiado. La población se siente insegura no solo cuando sale a la calle,
sino cuando está en sus viviendas. Nadie puede sentirse libre frente a los
actos delincuenciales, ni siquiera los bancos, que manejan un conjunto de
medidas de seguridad coordinadas con la policía para eliminar riesgos que
atenten contra la seguridad de sus clientes, patrimonio e instalaciones. Estos
también son víctimas de bandas criminales organizadas, al igual que restaurantes, casinos,
hoteles, centros comerciales, etc. La delincuencia no existe solo en Lima, sino
también en todo el país.
Hay un hecho
curioso que vale la pena mencionar. Algunas bandas delictivas usan granadas de
guerra, explosivos, fusiles de asalto y armas automáticas que no están
autorizadas para el uso de civiles, ni muchos menos para comercializarse.
Ciertas informaciones periodísticas han dado a conocer que malos servidores
policiales alquilan dichas armas a los malhechores. Esto, como es lógico, incrementa
la alarma.
Los delincuentes,
en la mayoría de los casos, no actúan individualmente, sino en bandas que
incluso se autotitulan con nombres como ‘los indeseables del zanjón’, ‘los
capuchas negras’, ‘los intocables del norte’, etc.
Los delitos varían
en menor y mayor cuantía. Por ejemplo, los llamados ‘marcas’ escogen sus
víctimas entre la gente que realiza operaciones bancarias. Los extorsionadores
hacen lo propio y también actúan contra los sindicatos de trabajadores. Los
elementos más peligrosos son los sicarios, quienes asesinan por encargo,
motivados por el afán de lucro y, generalmente, la cantidad que reciben a veces
es hasta irrisoria. Incluso muchos menores de edad han sido utilizados como
sicarios. Esto hace que los dueños de los más diversos negocios inviertan
grandes sumas de dinero en seguridad para no ser víctimas de los delincuentes.
De acuerdo con
cifras del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), el Perú
ha logrado un crecimiento económico sostenido que lo ha convertido en uno de
los países de América Latina que más avanzó hacia el logro de los objetivos de
desarrollo del milenio. Sin embargo, destacó que, a pesar de esos avances, es
un país que mantiene una alta desigualdad económica, factor que influye en el
aumento de la violencia y la delincuencia.
¿Qué debe hacerse
para luchar contra esta plaga que azota a todo el país? Menciono algunas
de las fórmulas que se han sugerido para enfrentarla: mejorar la remuneración
de los policías, aumentar su número, proporcionarles entrenamiento especial que
les permita enfrentar la delincuencia con mayor éxito. Asimismo, agilizar y
modificar la administración de justicia, luchando contra la corrupción en el Poder Judicial, elevar el nivel
de la educación y aumentar empleo de la población.
Otras personas e
instituciones sugieren invitar a asesores policiales colombianos, porque en ese
país lograron disminuir la delincuencia y la violencia de una manera espectacular.
Cabe recordar que, para obtener estos resultados, tanto el Estado Colombiano
como la ayuda norteamericana les permitieron contar con ingentes sumas de
dinero y tecnología de punta.
Es doloroso
contemplar que en el Perú se haya producido este alarmante aumento de la
delincuencia, cosa que también ocurre en otros países de Iberoamérica. Estamos,
pues, ante una problemática que se entrelaza con fenómenos de dimensión
universal, como el narcotráfico, el terrorismo ideológico, la trata de personas,
etc.
La delincuencia
siempre ha existido en el mundo, pero sería triste consuelo aferrarnos a esta
idea para no hacer todo lo posible por eliminarla de nuestro país.